La imagen surrealista de Cuba

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Yudit Vidal Faife

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Mail: vidal.yudit@gmail.com

Trabajo periodístico.  


Por: José Rafael Gómez Reguera.

Yudit Vidal Faife, una joven perseverante que ha sabido abrirse paso en la vida de manera inteligente, bajo el signo de la creación de alto vuelo artístico. Transfiguración, incluso cuando deje de estar en las paredes del prestigioso centro cultural trinitario, quedará para la historia de la plástica local.

Pudieran parecer desproporcionadas estas palabras; pero cuando paseamos la vista por los 18 trabajos que ella expone y nos adentramos en su mundo conceptual, Yudit crece, se agiganta, y siempre provoca.

Puede ser una sonrisa, una mueca o un simple arqueo de cejas al acercarnos a las paredes de la Galería en busca del detalle por el color, la línea, el peculiar tratamiento de cualquier material; pero nunca habrá indiferencia. Y si la hubiera, que no lo creo, Yudit no es la culpable, porque ella ha puesto el alma en todos los trabajos, desde los de formato más pequeño hasta la instalación.

La licenciada Lucrecia Ichazo Rodríguez, a quien cupo el honor de escribir las palabras del catálogo, refiere: "mundo extraño el de Yudit: transfiguraciones, mutaciones, híbridos... seres que viven faltándoles o sobrándoles o imbricados en una especie de extrañamiento y nostalgia, pero siempre ahí el hombre, una parte, un rostro, que se retuerce y espera (...) "

(...) Ella "busca no más que comunicarse con un público, su público y desencadenar mil mensajes, busca horadar en cada uno de nosotros y encontrar de vuelta una sonrisa, una mueca, una lágrima, un aquí estoy..."

Esa es Yudit, la muchacha que anda y desanda por esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad y nos convida.



Una vida entre pinceles


Leydi Torres Arias


Aunque nació en Santa Clara, desde los 8 años Yudit Vidal Faife vive en Trinidad. Y ahora honra con su talento a la ciudad que la acogió, en definitiva uno no es de donde nace, sino de donde se sienta viva y feliz.

 

Cuando una ciudad me atrapa tan solo de recorrer sus calles y husmear sus museos, parques, olores, y quedo saturada de emociones, pienso que nada más que vea en esos contornos podría superar el éxtasis inicial.

 Equivocaciones mías, supongo, a sabiendas de que las marcas que dejan los lugares se hacen más profundas cuantas más personas admirables uno conozca.

La tarde que visité la galería-taller Pincelada Colonial, de la pintora Yudit Vidal Faife en Trinidad, pensé que de esa quincuagenaria ciudad ya había visto todo lo mejor. Volví a equivocarme.

 Hace ya un año de esa visita y sin embargo, esas pinturas permanecen nítidas en mi memoria. Los colores se mezclaban en cuadros pacientemente colgados y ordenados en todas las paredes. Los trazos, cuidadosos, devolvían figuras de niños felices, de mujeres mezcladas con elementos naturales, de fantasmas que recorrían la villa espirituana.

 Existían hasta entonces las series: Dicotomía atemporal, Entidades míticas –que descubría personajes grotescos, un período oscuro-, Esparcimiento anímico, Seres de la diminuta inmensidad - un proyecto con los niños que comenzó en Luxemburgo-, y Detalle Colonial – donde mostraba algunos espectros.

 De un año a esta fecha algunos de esas pinturas habrán sido sustituidas por otras muchas, pues Yudit no para de trabajar, de dedicar tiempo a los pinceles que tanto la apasionan.

Varios periodistas la entrevistan con motivo de las más de 36 exposiciones personales y colectivas exhibidas en una decena de países. O por ser embajadora universal de la Paz, nombrada por el Círculo de los embajadores de la Paz de Suiza/Francia. O porque su serie Seres de la diminuta inmensidad, representó a Cuba en Pedagogía 2011, y formó parte de la Feria Internacional del Libro de ese mismo año. O por haber ilustrado libros dentro y fuera de Cuba. O porque dos de sus cuadros se han utilizado en jarras, sombrillas o lámparas de la colección Arte en Casa.

 Yo llegué tarde. Casi de pasada por Trinidad, cuando creí ya conocer de ese lugar lo principal.

 Aunque nació en Santa Clara, desde los 8 años Yudit Vidal Faife vive en Trinidad. Y ahora honra con su talento a la ciudad que la acogió, en definitiva uno no es de donde nace, sino de donde se sienta viva y feliz.

Con tantos logros ganados a golpe de perseverancia y virtuosismo, ella mantiene la sencillez y le place enseñar a dibujar a los niños, motivarlos por el arte, ya sea en talleres sobre el trabajo con papel maché, guiñol ambulante, fabricación de títeres o servir de puente a las cartas entre niños del mundo.

 Yudit asombra. Ella gusta de pintar como si lo hiciera con todas las fibras del cuerpo. Como si los trazos, los pinceles, los colores, le brotaran cada día de su misma piel.